EN EL PUNTO MEDIO DE UN DESEQUILIBRIO
Los seres humanos
hemos sido enseñados, y aprendido,
a mimetizar nuestros temores de dos maneras,
sometiéndonos a
los violentos, o violentando a los miedosos,
y entre estas dos
alternativas el mundo se deshilvana solo,
descosiéndose el
tejido social, hasta quedar todos, el violento y el temeroso,
como el trapo roto
y sucio que usa un sicario,
para limpiar su
arma después de cada asesinato.
La humanidad,
desde hace mucho tiempo, tiene conciencia del hecho y lo sabe,
que no tiene términos
medios para resolver sus problemas sociales,
de allí que no
pueda seguir fingiendo y hacerse la ignorante de la abismal distancia
que han tomado
quienes se enriquecen a partir de su indecencia moral,
que no es otra
cosa que una insolencia y violencia social,
acumulando
riqueza y poder, y despreciando a todos,
sin ver que ya son
mayoría los que se han quedado en medio del camino,
abierto por un inequitativo
estilo de vida,
debido a unos
sistemas que sólo premian al asesino físico y moral.
Las fuerzas del
universo nunca dan espera, apenas aguardan un desenlace final,
sobre un dilema
moral que solo existe en la conciencia de los humanos,
de todos por
igual, de los unos por miedosos y de los otros por avariciosos,
qué, de esta
manera, vienen construyendo los cimientos de una estructura social
muy próxima a
caer, ante los pesos que ejercen unas injusticias que son insoportables,
siendo que todos
somos conocedores que las justicias tienen un punto de equilibrio,
porque a través
de las leyes naturales, se es justo o no se es.
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