NOS HEMOS DESAMPARADO A NOSOTROS
MISMOS
Amparados en un
futuro, que por lo general es idealizado,
aunque también pueda llegar a ser demonizado,
nos hemos anclado en
el presente, descontrolado de una manera indiferente,
siendo a la vez indolentes
con las lecciones que nos demuestran variaciones naturales,
e ignorantes de las acciones
que nos van dejando marcadas los pasados más recientes.
Ante los destrozos
ambientales, no queremos cambiar nuestras actitudes,
muy por el contrario,
mantenemos nuestra presencia en todos los lugares,
aunque nos vayan
dejando unas destructivas evidencias,
sobre un planeta, que,
con sus propias señales,
no se cansa de demostrarnos
y manifestarnos sus molestias y dolencias,
como tampoco nos
preocupamos por los desbarajustes sociales, los mantenemos,
porque simplemente los
catalogamos como unos errores, o fallos individuales,
ya que las metas
personales de todos son igualar a quienes dirigen estas tendencias
sin importarnos lo
que al final suceda, ni con la humanidad o la Tierra.
Desprovistos de
cualquier tipo de conciencia intelectual,
los seres humanos nos
hemos acostumbrado a utilizar una insolencia moral,
para, por nosotros
mismos, desamparar nuestra desmembrada potencia,
al actuar de una
manera desesperada, y sin control emocional,
sobre un futuro que nos
deparaba otro tipo de incidencia
ante un universo que así
nos convierte en tragedia y se nos deforma en los ideales soñados.
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