SOMOS LOS MÁRTIRES DE UNA SUBLIME INCONSCIENCIA
La percepción que tenemos
de una vida sin esperanzas
agota la confianza
interna que cada quien posee
del mundo en las actuales
circunstancias,
luego nos acostamos, cada
noche, cansados por haber vivido lo que hicimos,
para despertar, tras cada
amanecer, inseguros de presumir
que nos esforzaremos sin
motivos ni objetivos.
Parecemos rabiosas jaurías
de seres enloquecidos,
además de insensibles e inseguros,
recorriendo sin sentido todos
los lugares del planeta,
desprolijos de emociones,
mientras que, al ir pasando por ellos,
vamos destruyendo las
fuentes donde se origina la vida,
aunque presurosas se
escondan entre sus más oscuros y recónditos rincones,
porque al final seremos inconscientes
todos,
que han sido nuestras
acciones las culpables de nuestro martirio.
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