EL CINISMO, O LA TORPEZA, DE MANTENER
UN PERVERSO FILÓN
La línea que separa a una
locura de una mala razón, suponiendo tener esa razón justificados y sólidos
argumentos, se invisibiliza según los intereses ocultos que haya detrás de quienes
hacen los estudios y análisis de las circunstancias que conducen a mirar hacia
ellas, o sea hacia la locura o la razón, y así, quienes las pretenden
justificar puedan armar un ejercicio argumental que respalde sus propios
intereses a partir de esas respuestas, requeridas para exponerse unas posibles buenas
razones, ante una ciudadanía que parece ansiosa de entender, o de conocer los motivos
que las causan; siendo ésta, de por sí, una actividad intelectual que por lo
general se desarrolla cuando se tienen variados espectadores buscando sacar
conclusiones, y que a partir de ellas aquellos lleguen a tomar partido, o peor aún,
a mantenerse indiferentes ante ese problema, que aunque sea importante, al
final prefieran no inmiscuirse, ni tener que buscarle soluciones, para no
terminar involucrando sus vidas, sus tiempos, sus bienes ni sus capitales,
dejando entonces en manos de los más interesados las posibles soluciones, o las
conclusiones, que cuando son manipuladas, maquilladas o matizadas los terminan
afectando sobre manera.
En el asunto de las drogas
ilegales, y del narcotráfico que se genera a su alrededor, sucede algo
parecido, o sea deja de ser, o es, un delito, sí y solo sí, si a partir de cualquiera
de esas concepciones un grupo de la sociedad, o hasta un gobierno, pueden sacar
beneficios económicos, y hasta políticos, por lo tanto, necesitan crear la
confusión suficiente para que quienes piensan que existen otras alternativas no
impongan sus visiones, con las que concluyan resolviendo el problema.
Siendo Colombia el país
del planeta que más ha sufrido las consecuencias de no resolverse el problema que
existe alrededor del negocio de los cultivos y de las drogas ilegales, no puede
seguir torpemente, o cínicamente, esperando que las soluciones surjan, o se
produzca, en otro país, mucho menos cuando ya se sabe cuáles fueron las
motivaciones que llevaron a ese país, concretamente los Estados Unidos, a decidir
armar una argumentación, y con ella actuar, sobre un asunto de índole interna,
con el que requerían someter a una parte de su población, según se ha venido a
saber impuso ese gobierno cuando tenían de presidente a Nixon, argumento que
aún hoy persiste, lo cual es una inmensa torpeza, o una indigna sumisión,
sabiendo las consecuencias que esa actitud está provocando en toda nuestra
nación. O el asunto tiene entonces visos de un cinismo desaforado, si llegamos
a considerar que la solución no se plantea, ni se quiere encontrar, porque una gran
parte de nuestra sociedad, donde están involucradas hasta las élites
tradicionales, tienen en el narcotráfico, y en los cultivos ilegales, el filón
con el que sostienen el poder, y con el que se mantienen en él.
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