SIEMPRE ESTAMOS SOLOS Y PERDIDOS
Creer que nos podemos
mantener ajenos, o alejados,
de los asuntos que producen
los problemas, que, de cualquier manera,
afectan a la
humanidad, cualquiera sea la sociedad donde vivamos,
es una tremenda ingenuidad,
y hasta una gran estupidez,
porque sus asuntos,
directos o indirectos, siempre alcanzan a tocarnos,
generando efectos
sobre las ideas, y sobre nuestras propias vidas,
confluyendo, por
defecto, en los conceptos que de ellas tenemos.
Aunque se escriban craneados
tratados, y hasta se elaboren complicadas teorías,
para intentar explicar
las posibles causales que provocan
las continuas presencias
de tantas erradas justificaciones,
en ausencia de concienzudas
razones, terminamos topándonos con unos seres humanos,
quienes, en la
intimidad de sus individualidades, exhiben unas confusas personalidades,
con las que se
enfrentan a la vida, sin jamás considerar que solos siempre van a estar
perdidos.
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