SEÑALANDO CON UNA BANDERA EL
PUNTO EXACTO DE UNA ABERRACIÓN
Sigue ondeando sobre
el mundo, en el mástil más alto de la impunidad,
la bandera que rinde
homenaje a un sentido de barbaridad,
con la que se ha
cubierto de inequidad a toda la humanidad,
celebrando esta
locura, que invade a cada una de las sociedades que se alimentan con ella,
aunque sean la señal del
punto exacto,
allí donde no se
quiere hacer el quiebre de su uso, ni de su condena.
Naciones enteras se
benefician de los defectos de sus efectos,
provocando afectos
por los daños que ocasiona, mientras hordas de seres humanos,
con el sentido del
honor pisoteado, y mancillado, al extremo que lo han abandonado,
se están arrastrando entre
el excremento que produce su continuado abuso,
y así se sienten conformes,
bajo la sombra que produce aquel pendón.
Hoy, nacen millones
de niños, que a diario ven en la inequidad algo natural,
aprendiéndose entonces
de memoria las leyes que producen la impunidad,
convirtiendo en norma
la injusticia, y repitiendo, hasta el cansancio,
con sus propios hijos
de conejillos, los mismos patrones y horrores,
trasformando a la
humanidad en un garrafal error de la evolución,
y a sus defectos en toda
una aberración.
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