DEBE HABER UNA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
No se puede ni
siquiera considerar, decir, asegurar o tan solo pensar,
que sea ingenuidad, inconsciencia,
inocencia o impotencia,
que la pequeña parte
de la humanidad que sacia su sed personal,
en tener, acumular o simplemente
exhibir poder,
sobre el resto de
seres que quieren sentir esa misma sed,
no entiendan lo que
hacen, ni sepan las consecuencias de sus actos,
porque sería igual
que decir que el suicida no se entera que premedita su muerte,
y que después de ello
su suerte está echada.
Por eso tiene que
haber alguna manera de encontrar la forma de despertar
la conciencia de quienes
parecen sin ella,
de poder abrirles los
ojos a quienes los tienen cerrados de poder,
para que comprendan
lo que no están entendiendo,
y que emprendan lo
que el mundo está pidiendo,
que hay que apagar la
sed de justicia terrenal antes que sea demasiado tarde,
tanto para ellos como
para todos los demás, y así calmar la sed de equidad,
y darnos una última
oportunidad, para cambiar el rumbo que ha tomado el destino,
que hoy parece oscuro,
enredado y sin sentido.
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