viernes, 22 de mayo de 2020

MORIMOS MIENTRAS ESPERAMOS UN CAMBIO QUE NUNCA SE DARÁ

MORIMOS MIENTRAS ESPERAMOS UN CAMBIO QUE NUNCA SE DARÁ

 

Tras recurrentes visitas de mis padres muertos,

apareciendo en mis sueños como si estuvieran vivos,

me estoy cuestionando el mensaje que trae implícita su continua presencia,

porque es bien sabido que los sueños desencadenan acontecimientos,

con hechos que vienen encadenados a nuestras vidas cotidianas,

entre sucesos repentinos, donde están contenidas las respuestas

con las miles de dudas a preguntas claves.

 

Mis recuerdos de ellos, en mi conciencia, son bastante etéreos y vaporosos,

pero en los sueños son claros, nítidos y fabulosos,

al extremo que en ellos abren ciertas puertas,

charlan sin pausa, se ríen sin descanso, acciones que en vida nunca hicieron,

aunque las suponía reales en mi imaginación, y ya creía superadas,

y ahora se azotan contra paredes, en un laberinto oscuro y sin salida,

en el que vengo dando vueltas hace rato,

para finalizar sentado en una mesa donde ellos me dicen que saben todo de mí.

 

Presumo que me están dejando una razón, desde el fondo de una mala relación,

la que había entre ellos, y la mía con ellos, intentando aclarar una situación,

esa que en vida nunca se dio, y es qué, el tiempo que me queda es muy corto,

tan finito, que la vida en él se consume sin pasión al no poder cambiar la realidad,

que está en manos de otros, quienes, sin un foco de moral, nos arrastran a todos,

por los suelos de aquel laberinto, que hoy es un mundo lleno de asesinos,

de ilusiones y esperanzas, pero que en los sueños personales representan

a las lanzas que atraviesan nuestros cansados corazones de esperar un cambio.

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