VIVIENDO EN EL
PANDEMONIO PARA PERDER LA VIDA POR UNA MONEDA
Con la calma
del soldado muerto en el campo de batalla,
y con la
granada en la mano próxima a explotar,
la humanidad
se apertrechó en su propia soledad,
intentando ocultar
con ella la torpeza de su torpe moral.
En el morral
de la espalda guardaba la munición que le habían dado,
con la que
aguardaba hacer volar sus sueños perdidos,
igual que
las ilusiones, desgastadas todas ante el roce permanente
contra la
imbecilidad de unos principios terminales,
donde tenía
sustentada la razón de su propia impostura,
tan insana, que
con ella ha transformado al mundo en un pandemonio,
para que
todos los seres vivos no encuentren allí jamás la cordura,
y en la
locura que viven no hallen los motivos para encausar sus vidas,
la cual
prefieren perder todos los días, cuando salen a batallar
para vender
su tiempo de existencia a cambio de un trabajo,
y con él
obtener las monedas para comprar la vida que nunca tendrá.
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