UNA NATURALEZA SOMETIDA POR SU PROPIO
ENGENDRO
La humanidad, como un ser
social, es un engendro natural,
siendo lo más pernicioso que
la propia naturaleza ha podido crear,
estando distribuido entre una
aristocracia falsa y terrenal, y entre un lumpen existencial,
desde donde se reparten todas
las culpas por la destrucción de un planeta en descontrol.
Los primeros son culpables por
sus ansias desaforadas de avaricia, riqueza y poder,
los segundos por su falta de
respuesta, entereza y no tener confianza en su propia educación,
mientras todos juntos se dividen
las culpas por su tremenda desunión
ante una realidad que está en
plena ebullición
por los tantos males que
generan tan terrible situación.
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