EL TIEMPO ES UN VIEJO BASTARDO QUE ES
HIJO DE NADIE
El tiempo es como un viejo
bastardo,
nacido después de la unión entre
la materia y el espacio,
el cual no adquiere, ni tiene,
conciencia ni emociones al dictar sus sentencias,
y se comporta como le da la
gana, por lo que jamás llega a pedir perdón,
ante los problemas que genera
a quienes no entienden su función.
El ser humano, en sus manos, es
el juguete con el que más se divierte,
además, porque nunca hemos
dimensionado los efectos de su paso
por el supuesto espacio que utilizamos
al intentar transformar una materia,
que, en su mente, es un
suspiro que exhala recurrentemente tras cumplir su función.
Las señales físicas, como las
letras, estructuras, objetos o dibujos,
que algunos aspiramos dejar
como recuerdos,
son apenas pequeñas marcas
que van quedando sobre la materia
pero qué, el tiempo, se
encarga de descomponer a un ritmo superior al intelecto humano,
sin que ninguno comprendamos
que no es correcto desafiarlo,
pues es mejor tenerlo como un
aliado general, para el futuro de una especie,
que el enemigo personal, contra
el recuerdo, de cada individuo que lo enfrenta.
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