SOMOS SIMPLES RATONES DE LABORATORIO
Cada ser humano tiene lo
suficiente de tonto como de loco,
por eso el paso del tiempo
no tiene injerencia en la voluntad de nadie,
pues todos creemos ser
los dueños de nuestros propios destinos,
aunque la evidencia señale
una realidad muy distinta,
una donde las decisiones
personales están llevando a nuestro mundo a la debacle.
En sus pensamientos, cada
ser humano, cree ser el dueño de un libre albedrío,
por más que la razón le
demuestre que es esclavo de unas creencias impuestas,
siendo estas ideas
prefabricadas en instancias alejadas de sus propias neuronas,
e incrustadas en sus
cabezas por unas fuerzas ajenas,
que se pelean el espacio
comprendido entre cada ser y sus pensamientos internos,
transformando al mundo conocido
en un laboratorio personal
donde se desarrollan unas
pasiones invisibles,
allí donde cada quien se
convierte en el juguete de un poder visible, y a la vez terrible,
con el que están llevando
a la humanidad al precipicio de unas locuras individuales.
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