LOS
DILEMAS DE UN HOMBRE PERRO
Debo confesar que desde que vivo a las sombras de tu
nido, no he aprendido que las sobras que de él dejas caer solo son pequeñas muestras
de un cariño natural, como lo puedes tener a una mascota o hacia un pequeño
niño.
Sin embargo, la pasión que me entregas las ocasionales veces cuando te me entregas, me introduce en el dilema tenaz de una falsa emoción, cuando no sé qué resulta ser peor, sí el que me ames como a tu perro faldero o que no le haga el duelo al amor sincero que siento por ti, y que se aferra a ti como el perro faldero que soy.
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