LECCIONES
EXTRAÑAS DE UN VIEJO MORIBUNDO EN UN PUEBLO EFERVESCENTE
Cargando un bulto, lleno de deseos frustrados y
experiencias pasadas, un viejo ya muy entrado en años y próximo a morir, se
acercó a una plaza atiborrada de gente, en un pueblo donde todo el mundo creía ser
feliz.
Sin mediar palabras con nadie, ese viejo al centro de la
plaza llegó y del bulto que traía descargó unas especies de lecciones veladas, que
a la gente entre las manos repartió.
Con ellas les demostraba que los sueños individuales, por
más que se creen alcanzar primero, se estrellan y se frustran siempre contra
las esperanzas generales de un mundo mejor.
De inmediato, convirtió a esa plaza en un hervidero de
emociones, porque cada quien, con ellas en sus manos, comenzaron a comprender la
farsa en que vivían, exigiendo de ipso facto una pronta solución.
Un tremendo barullo se formó después, y aunque aquel viejo
se hizo humo, la gente de aquel pueblo no paró de exigir una nueva forma de
vivir.
Éste, antes de irse o de morir, les había dejado ver en
claro que la alegría que hasta ahora habían sentido era falsa y una farsa, porque
se ha estado basando en hacerlos feliz de manera personal e individual,
mientras van haciendo infelices a todos lo demás.
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