AL
TROGLOBIO
Compungido, por su falta de amor, pero al mismo tiempo confundido,
al no encontrar ni tener solución a sus problemas, y siempre culpando a los
demás por ello.
Cierto día, cierto hombre buscó resolver este dilema, el de su solitaria situación, intentando encontrar una senda propia, que lo impulsara de nuevo a la pasión, para que por ella regresara el amor.
Al intentar recorrer este camino, escaló las montañas más altas de su mundo interior, las que siempre le habían tapado los paisajes de la verdad, por lo que, al hacerlo, se topó de frente con su realidad, o sea, un horizonte franqueado por unos gigantescos valles de indolencia, atravesados por ríos torrentosos de violencia, en los que ha vivido desde que nació, y en donde las semillas del amor no encuentran suelo fértil para germinar, mucho menos para florecer.
Al darse cuenta de este horror, no cambio de camino, por el contrario, encontró en ello el motivo más extraño para justificar al odio más extremo, como el motor de su destino.
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