EN LAS SELVAS PRIMAN LOS MÁS SALVAJES
No existe la tal regla de oro, inane denominación dada a los principios morales, incluidos éstos entre las leyes que deben regir sobre sociedades con deseos netamente irracionales, caracterizadas por dejarse imponer voluntades personales sobre los demás, o sea que la imaginación de ideales comunes se han desmoronado del todo, ante la imposición de la ley del más fuerte, entre culturas con orígenes salvajes, aun incrustadas e inscritas en las bestias humanas que tomaron el poder terrenal, compuestas por seres ansiosos buscando el oro material que los encumbre, ante la inoperancia de las fuerzas colectivas y comunales rendidas y resignadas frente a imágenes icónicas y religiosas de vellocinos y divinidades, a las que rezan para obtener la suerte que se ha dejado perder y escapar al no permitir ejercer reglas sociales.
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