DOS DECISIONES PARTICULARES QUE CAMBIARON AL MUNDO PARA MAL
En el centro de la polémica política y judicial interna, a raíz del juicio al expresidente Uribe, y sin pretender insinuar que antes de los asuntos que a continuación voy a mencionar el mundo no tuviera problemas terribles y peores, porque siempre los han habido, sí considero que existen dos momentos claves que afectaron de manera grave las sendas económicas y sociales de la humanidad, surgidas después de unas extensas conflagraciones fratricidas, el nacimiento de los denominados Estados sociales de derechos, siendo temas que parecen vedados para personas del común, aunque sean materias que afectan de forma trascendental, sistemática y directa nuestras existencias comunes qué, sin embargo, los grandes medios de comunicación, dirigidos por supuestos expertos o mal llamados especialistas, tratan de manera despectiva, tangencial o superficial respecto a las repercusiones que han provocado entre las sociedades que terminan siendo afectadas por ellas, señalo sólo dos casos particulares, las decisiones asumidas sobre el dolar como moneda de uso global y de sus emisiones desaforadas como respaldo, y el de la declaratoria de guerra contra las organizaciones y grupos delincuenciales, controladoras de la producción de drogas ilegales, pareciendo ambos temas bastante separados, pero que en realidad están concatenados con los sistemas y modelos de vida optados para ejercer dominio sobre la mayoría de seres del planeta.
Son asuntos relacionados a decisiones internas que fueron dictaminadas y tomadas en un momento determinado por condiciones internas del país que desde principios del siglo pasado tomó las riendas y la posta para aplicar como el imperio regente, posterior al derrumbe de otro tras la segunda guerra mundial, el británico, atribuyéndose funciones de juez y tutor del resto del mundo. Específicamente en el gobierno de Richard Nixon, en cuyo mandato se concibieron y tomaron ambas decisiones a detallar, situaciones que desde entonces desquiciaron las políticas administrativas de ese país, Estados Unidos, y por consiguiente también las de los países satélites, o sea la de aquellos que reciben y sienten directamente las gravedades de sus efectos colaterales y orbitales.
En el caso del dolar, se determinó eliminar el patrón oro como respaldo a las emisiones posteriores de esa moneda, autorizando a la Reserva Federal, una entidad de carácter privado, a producirla cada vez que sintieran la necesidad de avalar los excesos de gastos, prestamos, créditos o desfalcos al erario detrás de la expansión militar como símbolo del poder adquirido, por parte de funcionarios o instituciones, creyéndose eximidos de controles o frenos, tomando y teniendo como credo y fundamento del capitalismo la norma de que los mercados se autocontrolan, a la par que se manipulaban organizaciones creadas para dirigir un mundo a la manera de divinidades terrenales, caso Fondo Monetario Internacional o Banco Mundial, generando políticas públicas, y de sistemas financieros, con potestades inmensas, determinadoras de las decisiones internas del resto de países que apelaran a sus designios. Bastante se demoró el mundo en darse cuenta de la magnitud del problema que traía adherida la magistral triquiñuela, solo hasta ahora se están captando los efectos perniciosos de semejante jugada maestra, elaborada para beneficio propio, emitiendo bonos y deudas internas tipo papeles basura, porque son respaldados con cuestiones de fe, credibilidad o a la fuerza. Se necesitó que llegara hasta el poder estadunidense un gobierno representado por cuasi rufianes de barrio, para comprender que no se podía mantener semejante locura, correspondiéndole a países indispuestos con una unipolaridad, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica además de otros), que a la par representa polarización, impuesta a la brava y a la fuerza, manifestando su inconformidad frente a una situación inadmisible por más tiempo, proponiendo y propiciando una multipolaridad y un manejo del mundo menos dependiente de castigos y abusos de poder.
En el tema de la guerra contra las drogas ilícitas han aparecido versiones que registran qué detrás de esa decisión venían atadas otras intenciones de índole interna pero con repercusiones externas, buscando controlar poblaciones consideradas con pocos o mínimos derechos, o que podían ser discriminadas a través de una supuesta pureza racial, al clasificarlas sin importancia real en la escala de unos valores estratificados selectivamente en procura de la división productiva, en especifico las poblaciones afrodescendientes, orientales y latinas, utilizadas de escudo para luego justificar la batalla emprendida contra unas estructuras de tipo criminal, aunque en el fondo más parezcan que hagan parte de un esquema de manipulación sustentado con verdades ocultas, sobre todo en lo concerniente a la economía y sus estamentos financieros, que han sido sus mayores beneficiarios, sin haber previsto las consecuencias de exacerbar movimientos y corporaciones globales que giran alrededor de la ilicitud y el delito, situación que a hoy se tiene de evidente despropósito, al reconocer que se ha facilitado y permitido afectar naciones enteras a través de las perversiones surgidas de una agresiva confrontación sin soluciones políticas, económicas o sociales sobre las poblaciones que se insinuaban defender y proteger, lo cual trae como enseñanza que no se requieren de los expertos cuándo las intenciones son medidas torcidas, oscuras, absurdas o ilícitas.
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