TETAS TÉTRICAS Y PÉTRICAS
Al nacer estuvimos mamando
de la teta de una madre, al crecer, como hombre, me
ilusionaba con estar pegado de la teta de una amante erotizada, hoy que recorro
los últimos tramos de la vida, junto a la mujer que decidió acompañarme, añoro sus tetas
turgentes, de las que emanaron dulces placeres y saberes para creernos y convencernos
que hemos vivido sabroso entre el letargo de un amable sueño compartido, y a la vez
petrificado por mis propios testimonios, en los que planteo que son las tetas de las
mujeres las fuentes primarias en las que se alimentan los seres humanos para terminar
tetrificando su destino.
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