EVIDENCIAS DE UNA CAÍDA
Hace ya un tiempo largo
que le dije adiós a los mejores deseos que me brindaban placer,
justo después de
comprender que los organismos van perdiendo potencia para sostener
activos unos ejércitos
de sustancias químicas, además de tenerlas siempre dispuestas a
sacrificarse y fallecer
por unas ideas preconcebidas entre unas sabanas calientes por unos
cuerpos ardientes,
creyendo que la felicidad de nuestras vidas es hacerle cosquillas a las
neuronas con pensamientos placenteros, exigiéndoles mantenerse, a las hormonas, en fila
y entre desfiles militares, a través de unos músculos que van perdiendo su eficacia,
eficiencia, turgencia y resistencia física y mental, que no permiten levantar a sus miembros caídos.
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