SIN CONVICCIONES NO EXISTE LA SUERTE
Entre los deseos y la realidad se interponen las incapacidades personales,
además de las pocas probabilidades de
volver real las ilusiones individuales,
ya que muchas de ellas se han
convertido en las frustraciones,
por medio de las cuales no se pueden
hacer viables los ideales generales,
porque muchos se constituyen,
mientras se construyen,
en simples sueños solitarios,
perseguidos por aquellos que no los saben activar,
por no tener de su lado el poder, de
transformar su propia energía,
al cual muchos apelamos sin la
capacidad de convocarlo,
por no tener ninguna convicción sobre
qué hacer con él si llegase a ocurrir.
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