DEBEMOS COLABORAR PARA AL TIEMPO DAR
LA ORDEN
La potencia que demuestra
el proceso evolutivo, sobre un planeta aún desconocido,
se manifiesta en la
variabilidad de criaturas que lo habitan por algún motivo,
de allí parte el
hecho que una especie humana se encuentre empoderada del proceso,
siendo inequívoca
señal que algo extraño está ocurriendo al interior de las reacciones,
químicas, físicas, biológicas
e intelectuales que lo impulsan y provocan,
haciendo latente la manifestación
de que la evolución está tomando otros caminos
en la ruta que el
destino les depara a todos los seres vivos.
Las secuencias de las
consecuencias serán iguales para amebas, abejas u ovejas,
también para las
ballenas y los simios, para los ocelotes y los coyotes,
tampoco están exentos
los humanos, cualquiera que sea su clase, trabajador, empresario,
sicario, millonario,
obrero o presidente, la andanada de sucesos se manifestará,
tras actuaciones
similares a una aplanadora, sobre la esencia de la evolución general,
nada distinto a la extinción,
sin ninguna solución que no sea la contra reacción
de quienes hemos
armado el desorden hacia sendas de armonía planetaria,
cadena de sucesos necesaria
para retomar la ruta natural,
decisión que la
energía universal está pendiente de observar, para darle orden al tiempo.
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