LA TRAMOYA DE LOS ELEGIDOS
La tramoya de la política
pública, no solo la colombiana, siempre se ha encontrado en manos de ingeniosos
mecánicos de la sicología social y de la sociología emocional, expertos en el
dominio de la metodología del engaño y de la confusión, capaces de mover, entre
las sombras o detrás de unos escenarios ficticios tras unas cortinas de humos, los
hilos de las emociones humanas más básicas, elementales y primarias, partiendo
del miedo como argumento especulativo, logrando lo que muchos filósofos han
expuesto como una táctica magistral, que es poder manipular por medio del temor
al miedo y al terror la siquis de las personas, buscando obtener con una
desesperanza generalizada que los individuos se conformen con los sueños,
descartando como objetivo una mejor realidad, ya que ésta está designada exclusivamente
para unos pocos elegidos.
Por eso escuchamos mensajes,
por medio de palabras rimbombantes, haciendo permanentemente anuncios sobre todo
tipo de problemas terrenales o divinos, a través de los cuales, con el
eufemismo como la herramienta principal, les cambian de sentido a las frases, para
lograr el mayor efecto de terror posible, al punto que han logrado su objetivo,
pues personas que se han quemado las pestañas de sus ojos con cursos, carreras,
doctorados, especializaciones y hasta largas y complicadas lecturas, difíciles y
confusas, terminar asustados y creyendo en ellos, dejando en evidencia que las
emociones soterradas son mucho más poderosas y efectivas que las ideas y los
pensamientos claros.
Las sociedades son unas
entidades sociales compuestas, aunque debería decirse descompuestas, por lo
general por seres humanos, a raíz que hasta el día de hoy no le hemos dado el
mismo valor a ninguna otra de las especies existentes, dispuestos individualmente
para acatar y seguir normas, leyes y postulados que se creen inteligentemente adecuados
para vivir en comunidad, sin tenernos que tomar el tiempo ni la molestia de deshilar
la madeja que contienen todas las fibras con las cuales después se elaboran los
cordeles que controlan las cortinas de la tramoya del escenario mundial, donde
se desarrollan los actos políticos, económicos, religiosos y sociales que
determinan y conducen a la humanidad.
Con esta obra en plena ejecución,
las personas vienen reaccionando de manera diversa pero con los mismos
resultados siempre, o sea, si la amenaza que contiene el mensaje, finamente elaborado
por los terroristas de la política, hace referencia a una próxima hecatombe, el
solo hecho de continuar vivos por un día más es motivo suficiente para aceptar
la realidad, de allí que surjan personajes, en todas partes del planeta, quienes
han entendido perfectamente esta trama, en cuanto son sus directos ejecutores y
los propios creadores de la idea, cuando al mismo tiempo el grueso de la
población no lo ha entendido ni la capta, siguiendo entonces en rebaño, y sumisamente,
a líderes con ésta característica y tendencia, de la cual fueron expertos
personajes de la talla de Hitler, Stalin, Franco, Mussolini, para solo hacer
mención de algunos cuantos anteriores a la actualidad, mientras hoy podemos
mencionar internamente a Uribe Vélez, a un Bolsonaro en Brasil, a Trump en
Estados Unidos, Orbán en Hungría, Putin en Rusia, pudiendo continuar
mencionando un largo y constante listado, pues mientras como especie no
encontremos la manera de desenmascararlos seguirán apareciendo fácilmente.
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