EL MUNDO PROMETIDO ES UN CUBÍCULO
CON EL MAYOR ENGAÑO CONOCIDO
Conducidos dócilmente
vamos, los humanos, en rebaños hacia un punto de encuentro,
tratando encontrar en
ese lugar desconocido, como meta,
el mundo ideal que
nos han ofrecido,
ignorantes que estamos
siendo educados para procrastinar sobre nuestra propia existencia,
aprendiendo todos a someternos,
sin reclamar ante las
mentiras y engaños que contiene esta falsa promesa.
La tierra prometida se
asimila hoy a un cubículo con paredes de concreto,
siendo sólo para
quienes han logrado los medios económicos para comprarlos
entre unidades residenciales
con cámaras en circuitos cerrados, alambradas e iluminadas,
ubicadas en medio de
ciudades escondidas entre unos muros de hierros retorcidos,
los cuales contienen
y soportan unos pequeños mundos protegidos con paredes elevadas,
comprados con fuerzas
laborales, o sea vidas, tras trabajos mecánicos y repetitivos,
resguardando adentro
a sus dueños con sus sueños, y a sus familias con sus entuertos,
para los demás, esas paredes
son de madera y de cartón, simples elementos,
los cuales han
obtenido de las calles que han recorrido en su perpetua peregrinación,
buscando una
oportunidad para poder entrar a través de la esperanza que les han prometido,
sin embargo, todos,
entre cubículos de concreto o de cartón, hemos sido engañados.
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