AMANTES HAMBRIENTOS
Muerdo tus labios lascivos,
queriendo saciar con ellos el hambre que tengo de amarte,
para recorrer después una
masa pulsante de emociones ardientes,
volviéndome punzante, como
la punta de un afilado cuchillo,
con el cual tasajeo tus
objeciones,
escondidas bajo una piel
caliente por deseos mordaces,
los cuales me muerden con
palabras procaces, invitándome a llegar
hasta las profundidades de
un cuerpo tembloroso, anhelante de más acciones.
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