TRAGALDABAS NATURALES
Encadenados, por unos
abrazos deslabonados,
los humanos parecemos
muñones de unos miembros mutilados,
después de trabarnos
en eternas y etéreas discusiones,
tras las cuales nos encaminamos
hacia guerras sin final,
donde nos talamos los
hipotálamos, para no tener que procesar hormonas,
logrando entonces emanar
la pestilencia que tanto nos caracteriza e identifica,
desprendida desde nuestros
tejidos heridos,
por consiguiente, dejando
moribundas las células que nos hermanaban con los demás seres,
aunque todos tengamos
el mismo origen natural, así hoy nos devoramos el futuro universal.
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