ENTRE LA QUÍMICA DE UNOS FÍSICOS
RETOÑOS
La alcalinidad de la sangre
humana contrasta con la acidez de sus ideas,
conciliando, en un mismo cuerpo-recipiente,
un caldo químico con los elementos que producen sus eventos físicos,
encima de la corteza-piel
de un planeta incapaz de soportar, por más tiempo, semejante potaje que
contienen,
haciendo de esta mezcolanza
una semblanza de los males que provoca, contra un mismo ser, la desesperanza.
Después de nacer, los
retoños humanos se degradan, adquiriendo mañas, conceptos y maneras de crecer,
a los cuales sus sistemas denominan
progreso, siendo en sí mismo el desarrollo de su propio fenecer.
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