NUESTRA CAPILLA ARDIENTE
Nuestra suerte ya está echada, sobre un lecho aún caliente
entre la capilla ardiente que es ahora tu corazón,
por eso promulgo este grito incipiente,
para que retires tus dientes del mío,
dándole a mis sueños de amor el espacio comprendido entre los tuyos,
para que nuestros cuerpos exploten bajo las emociones hirvientes,
tras los roces calientes que provoca nuestra forma extraña de amor,
con el sexo más ferviente, yo abrazándote y tú besándome,
encadenados a través de un coito sin dolientes,
desalmado por las normas expuestas por amarnos diferente,
en cuanto que pierde quien sea el esclavo del otro,
frente a un amor censurado en la libertad
de dos amantes celosos, uno del otro.
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