QUIENES NO QUIEREN VER
LA REALIDAD DE SUS ACCIONES QUE SE ATENGAN A LAS CONSECUENCIAS
Especialistas
financieros, periodistas económicos, analistas sociales, profesores
universitarios, directores de maestrías, doctos en la materia y hasta supuestos
visionarios, por todo el planeta, se mantienen bastante ocupados devanándose
los sesos para hacernos notar, informar, resaltar, afirmar y hasta pontificar, con
pruebas o sin ellas, a través de los medios masivos de comunicación, ¿o masivos
de desinformación?, lo que siempre se ha encargado de hacer la cruda y dura realidad,
a través de cifras o estudios económicos que cualquiera puede encontrar con solo
tomarse la molestia de mirar o investigar someramente el asunto, no cansándose
mientras tanto ésta, las realidad, de demostrar lo que es más que evidente, sin
necesidad de ser ningún experto; y es que los ricos se hacen cada vez más ricos,
como igualmente ocurre con quienes son los dueños de los recursos financieros, a
partir de los bancos, sean locales o internacionales, o por medio de las
entidades financieras de índole regional o mundial, al estarse éstas quedando fácilmente
con todo lo que esté disponible para comprar, sean tierras agrícolas, terrenos
baldíos, reservas naturales, selvas comunales, bosques estatales, por sólo hablar
de los asuntos que competen a los temas que tienen que ver con la tierra y el
medio ambiente, porque algo igual sucede con los casos de las empresas públicas
prestadoras de servicios, con todo tipo de propiedades, industrias y negocios, donde
también algo igual ocurre, sean viviendas de interés social, tugurios en
terrenos invadidos o palacetes que hayan sido de ricachones caídos en desgracia,
incluso ya están yendo detrás de los elementos naturales vitales para existir,
como el agua, por ahora, y como lo harán con el aire en un cercano futuro.
La avaricia y
mezquindad humana no están encontrando límites éticos ni morales, y los Estados
sociales de derecho han perdido todo su poder, y su función, al estar cooptados
por gobiernos que sirven exclusivamente para unas elites financieras y
sociales, sin que se pueda intentar por su intermedio lograr contenerlas y controlarlas,
aceptando de paso la incapacidad que tienen, para imponer sistemas sociales,
políticos y económicos que puedan llegar a irrigar entre las sociedades una mínima
equidad, con la cual se pueda ponerle freno a tanta ambición y codicia
personal, casi que aceptadas universalmente por todas las personas como unas
simples características intrínsecas de la especie humana, hasta el punto que
las principales organizaciones mundiales, creadas después de feroces y
destructivas guerras mundiales, dizque fundadas y desarrolladas para combatir
las injusticias globales, ejemplo Organización de las Naciones Unidas, siendo qué,
en últimas, éste es un ente conformado por los representantes de las aristocracias
regionales, directas responsables de esas inequidades globales, entonces esté conforme
con cumplir un papel de voceador de los males que la propia realidad se ha
encargado de visibilizar, pues actuando sin herramientas sociales ni voluntad
política es muy poco, por no decir nada, lo que puede llegar a hacer ante una
situación tan crítica, que la declaratoria de pandemia por parte de la OMS, un órgano
de la ONU, ha descontrolado mucho más.
Sí las sociedades
humanas no encuentran los canales ni los mecanismos para transformar lo que la
realidad no se cansa de demostrar, obligatoriamente se va llegar a confirmar lo
que los directos responsables denominan simples teorías conspirativas, pues
ante la disyuntiva de vivir, así sea modestamente, o tener que morir de hambre,
padeciendo todo tipo de necesidades, no queda otra alternativa que se genere el
caos, con revueltas, violencia y muerte de los responsables, para que luego de
él nazca una realidad distinta a la actual.
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