LA METEORIZACIÓN DE
UNOS SUEÑOS SIN DUEÑOS
Nuestros cuerpos se
meteorizan, como también le sucede a una roca,
de allí proviene la
frase que predice que simplemente somos polvo de la tierra,
aunque ambos, igualmente,
luego se fosilizan, dejando rastros de sus restos
por los suelos creados
después que sus células se descompusieran,
facilitándole a unos
seres del mañana, cualesquiera que sean ellos,
y si es que acaso éstos
tendrán acciones en ese futuro,
la posibilidad de estudiar,
en los residuos de esas señales que quedaron,
tras una presencia transformadora
y conflictiva sobre un planeta trastornado,
las consecuencias que
sufrió por haber tenido a los seres humanos albergados,
y a través de ellos poder
reconocer qué tipo de acciones se desarrollaron
para dejarlo como lo
dejaron.
Siendo parte de un
proceso universal y evolutivo,
nos hemos convertido
en los principales dueños de un proceso corrosivo,
justificándolo a
partir de actos creativos de unos dioses adivinos,
que hasta el día de
hoy no han intervenido para detener un acto tan destructivo,
que los afecta a
ellos, a nosotros y a todo lo demás.
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