LAS OTRAS VERDADES Y MENTIRAS
SOBRE EL CULTIVO DE LA CAÑA DE AZÚCAR EN COLOMBIA
En un lapso de tiempo
demasiado corto en Colombia, específicamente en el valle geográfico del inicio
de su recorrido del río Cauca, el cual incluye tres departamentos del país,
Cauca, Valle del Cauca y Risaralda, el cultivo de la caña de azúcar se tomó
todos sus mejores tierras, además de suelos planos y fértiles, ocasionando la
perdida y la apropiación de casi todos los recursos hídricos que existen en
ellos, con el agravante de afectar varias cuencas hidrográficas y de haber hecho
desaparecer físicamente varios de sus ríos.
Los que hemos nacido
en esta región del país, venimos siendo testigos silenciosos del paulatino y rápido
deterioro del medio ambiental de esta comarca, lo que está acaeciendo sin ningún
tipo de control, ni límites, de parte de ninguna autoridad ambiental,
ocasionando con ello innumerables tipos de problemas ambientales, económicos,
sociales, culturales, de seguridad, de variabilidad genética, de aumento de la
temperatura, de salud pública, de convivencia, de justicia, de equidad y de un
largo etcétera de factores relacionados a los ya mencionados .
Los efectos
ambientales incluyen desde la uniformidad del paisaje, antes diverso y ameno, como
igualmente la desaparición acelerada de la de fauna y la flora local, hasta la
perdida de gran cantidad de fuentes de agua dulce, a partir de la sobre explotación
de sus recursos hídricos, cada vez más escasos, no solo por la agroindustria de
la caña, sino también debido a los problemas inherentes a un cambio climático mundial,
desbordado y sin contención, generando la desaparición de varios ríos, que
antaño recorrían varias partes de esta región, hasta las aguas profundas, que
vienen siendo exhaustivamente extraídas para regar los ya extensos cultivos de
caña, como también venimos sufriendo un acentuado aumento de la temperatura
ambiental, superior a los 7 grados centígrados, pues poniendo como ejemplo a la
ciudad de Cali, su temperatura promedio pasó de 24 grados a 31.
En el tema económico,
es un negocio que concentró la riqueza en muy pocas manos, repercutiendo en el
desarrollo social de casi todos sus habitantes, quienes, ante la monopolización
de la tierra agrícola, y de los diversos tipos de cultivos que desaparecieron
de ella, han tenido que dedicarse a otro tipo de labores, por lo general
trabajos informales cuando no ilegales.
Culturalmente es una
región que se ha ido acostumbrando y adaptando a unas actividades y negocios
relacionados por lo general con el narcotráfico y la informalidad, haciendo pulular
la delincuencia y la ilegalidad, perdiendo entonces muchos de sus municipios la
identidad de una comarca antes relacionada con una vida bucólica y rural.
La seguridad de sus
residentes está cada vez más afectada por todo tipo de inconvenientes, no solo
por los negocios ilegales a los que se tienen que dedicar, sino también porque
los propietarios de las tierras, y de los negocios que giran alrededor de esta
agroindustria, han terminado montando esquemas privados de seguridad para
protegerse de una delincuencia provocada por ellos mismo, ante la aquiescencia
de las propias autoridades, que se hacen las de la vista gorda, cuando no son
las que patrocinan, por su incapacidad, esos comportamientos.
El monopolio y la
uniformidad de ese cultivo en toda esta región, antes mucho más biodiversa, ha provocado
graves efectos en la variabilidad genética de toda la comarca, haciendo
desaparecer de manera acelerada muchas especies de animales, como aves, mamíferos,
batracios, peces, insectos, y un largo listado de plantas y vegetales, sin
contar los efectos nocivos sobre los microorganismos de los suelos y del ambiente.
Señalando como
ejemplo lo que sucede en Cali, con su temperatura ambiental promedio, se puede
extrapolar las secuelas que este aumento de la temperatura esta produciendo en
todos los rincones de esta extensa región, ocasionando cambios directos en la
humedad relativa y en la desaparición forzada de bosques, y de vegetación de
cobertura y protección de los recursos hídricos y del suelo. No poseo los
estudios ni tampoco la relación que indique los ríos que han desaparecido
directamente, pero apelando a mi memoria de residente, puedo señalar algunos
que ya no existen, como el rio Meléndez, el Aguacatal, el Lili, el Sabaletas,
el Bolo, el Fraile, sin incluir en esta relación a muchos otros que hoy parecen
simples canales de drenaje o alcantarillas, empezando por el propio rio Cali,
el Guadalajara de Buga, el Tuluá, el Palo, y muchos otros, afectados por el uso
excesivo que requiere el cultivo de sus aguas, como también por la extensión de
los cascos urbanos a raíz de la migración de las personas de los campos hacia
las ciudades.
La salud pública viene
recibiendo muchas de las consecuencias que genera el monocultivo de la caña,
por un lado en los temas de salud mental, al tener muchas personas que perder sus fuentes de empleo, por la cada vez más amplia mecanización de las
labores agrícolas que vienen impulsando los ingenios azucareros, sino también en
aspectos respiratorios y de problemas en la piel, por las continuas quemas que
desarrollan éstos en los cultivos, donde
las pavesas, el calor y la perdida de humedad ambiental tienen directa relación
con muchos de esos problemas de salud humana.
En cuanto a los temas
relacionados con la convivencia, la justicia y equidad social, las razones de
sus efectos y afectaciones sobran, porque muchas de las causan que inciden en
ellas son consecuencias de las ya antes mencionadas y señaladas. De allí que se
pueda concluir que los beneficios económicos que defienden y promueven los azucareros
están chocando de manera violenta con todos los que venimos perdiendo los
habitantes de esta otrora fértil y variada comarca.
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