VIAJANDO EN UNA NAVE SIN RUMBO Y
SIN DESTINO
A la velocidad de la
luz, se expande una oscuridad perpetua,
que cubre con su manto a
toda la humanidad,
al no entender ésta, ni
poder ni saber,
coexistir en paz sobre un
planeta que todo se lo da,
sin exigirle a cambio nada
distinto que aprender a vivir bien en él.
Lanzada al vacío tras una
nada existencial, como está,
cual nave supersónica desbocada,
para intentar obtener
una riqueza superflua y momentánea,
desecha de lleno la
felicidad suprema,
aquella que posee con
la sencillez simple y natural,
que le entrega la
Tierra una vez que se despierta en cada amanecer.
Hoy, cuando se entera
que el planeta se le destroza en las manos,
empieza a descubrir que
se ha quedado sin combustible,
para seguir viajando sin
un rumbo y un destino,
y que la riqueza que
persigue no le sirve para comprarlos ni encontrarlos.
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