NO HAY OTRA OPCIÓN QUE COMER DEL MUERTO
Fantaseamos tanto, que hasta
nos creemos ser imagen y semejanza de dioses,
por más que al final tengamos
que apelar a aquellos que hemos imaginado
para que sean ellos mismos los
que inventen los canales para encontrarlos.
Hemos hecho de nuestro
planeta el reino de la desesperanza,
obligando al ciudadano individual
a creer y a imaginar que no tiene futuro,
y sin que puedan exigir lo
que por derecho les pertenece desde que nacen,
para que, quienes nos
gobiernan, no tengan la obligación de ser sinceros ni veraces.
Seguir por este camino nos conduce
hacia un abismo moral y social,
donde el individuo se encuentra
solo ante una imagen,
sin opciones distintas al
egoísmo y al bandidaje,
intentando ser el mismo quien
se provea su destino,
así tenga que matar y comer
del muerto.
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