SOMOS UN
MUNDO CON SUEÑOS PROPIOS PERO DE LOS OTROS
Están
pulverizados los viejos sueños de todos, aquellos en donde creíamos ser
hermanos,
desmenuzados
entre crisoles y morteros artificiales, y con dueños particulares,
sin
embargo, hoy la humanidad busca recuperar de esos residuos
el
polvo para construir con ellos un nuevo sueño,
aunque debe pagar primero un precio a esos supuestos dueños, del mundo y de sus
sueños,
quienes
se impusieron sobre ella a través de leyes emanadas de unos mercados amañados,
con
las que le compraron su conciencia, y en donde le fueron vendidas el alma y la
inocencia,
por
unas cuantas monedas de oro, y por un breve falso tiempo de descanso.
Son
cientos de seres ávidos de riquezas, pero hambreados de entereza,
como que a la vez son pobres de espíritu y de vergüenza,
con
los que esos dueños impostores han formado sus batallones de asesinos,
para
que les defiendan sus bajezas e injusticias, de las hordas de desposeídos,
y
a esos tienen armados hasta los dientes, en establecimientos legales,
maquillados
como ejércitos y policías oficiales, pero con un trasfondo de fratricidas,
dentro
de fronteras imaginarias o inexistentes, que han vuelto reales con muros
resistentes,
y
con las que han dividido a un planeta, lleno hoy de países marionetas,
con
sociedades de papel que moldean a su criterio y parecer,
donde
hay una humanidad sumisa a ellos, que se desvanece en los sueños de otros.
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