LA MAJESTAD DE UN IGNORANTE
Sabemos tanto, como
lo poco que conocemos del universo,
hasta el punto exacto
que creemos ser el centro de la realidad,
ignorando que apenas
somos otro grano de polvo sin gravedad
en un mundo ínfimo e
infinito donde existe otra verdad.
Así qué, somos tan imbéciles,
que nos damos ínfulas de majestad,
aunque existan seres
que son más importantes que nuestra propia oscuridad,
como, por ejemplo, el
physarum, que es un ser eterno por cualidad,
los tardígrados, que
son omnipresentes en realidad,
o las pequeñas hormigas,
que son más fundamentales y en cantidad.
Somos tan ignorantes,
que abusamos de una fuerza que no tenemos,
para acabar con ella
un mundo que no poseemos ni conocemos,
y el tiempo, en su
infinita sabiduría, nos desenmascara cada día
exhibiendo la
crudeza de nuestra insensatez,
que nos sale cara y
nos demuestra en nuestra máxima desnudez.
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