LA ÚLTIMA VUELTA DE LA TUERCA
Fungiendo de ilustres
adelantados, o de brillantes falsarios,
muchos seres hoy recorren
este mundo, imponiendo sus idearios,
pero detrás de ellos
van quedando los escombros de sus acciones,
o las ruinas de unas obras
sin fundamentos,
que son las bases que
cimientan un tormento,
el que los demás seres
humanos recogen cuando caminan,
creyéndolos ser los
frutos de la misma dura realidad
cuando son el
principal elemento de su propia precariedad.
Lujosas torres de
vidrio y de metal se alzan hasta las nubes,
toxicas y cargadas de
humedad, donde rozan con el vicio, la lujuria y la crueldad,
en las que residen
quienes dicen tener la razón sobre el destino general,
el cual se deshace con
la maldad de gobernantes y de prelados deshonestos,
corrompidos hasta los
huesos, por sus ansias de riqueza y de poder terrenal,
y por el incesto sobre
unos sin hijos que se revuelcan en sus desilusiones
mientras ellos mismos
le dan la última vuelta a la tuerca que los retiene a su perdición.
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