LOS
TATUADOS
Las ruedas de nuestra historia, como humanidad,
están girando por los caminos que no debemos recorrer,
levantando el polvo que no podemos reconocer
y asentando una tierra que no sabemos defender.
Pasado un tiempo, el del pasado y este presente donde
creemos avanzar,
pretendemos todos, al mirar hacia adelante,
encontrarnos con un horizonte hermoso y florido
pero nos topamos con un futuro en el vacío más impresionante,
donde el resultado de nuestros mejores actos es una nada inoperante,
aun haciendo portentosas obras e inventos maravillosos,
pues nuestra cruda realidad es de por sí un insultante
destino.
Entonces como locos les rogamos sin descanso a unos dioses
inexistentes,
para que sean nuestros hijos los que hagan algo diferente,
aspirando que esas próximas generaciones logren cambiar este
rumbo fatal,
aunque traigan a cuesta la misma impronta,
la que les hemos tatuado en el fondo de sus médulas
para que no entiendan otra razón de ser ni sepan vivir de
otra manera.
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