EN
EL ÚLTIMO BAOBAB
En África, un último Baobab le daba sombra a un grupo de
humanos,
quienes desesperados por el calcinante sol debajo de sus
ramas se escondían,
sin considerar que aquel postrero árbol se moría.
Trascurrió un tiempo hasta que cierto día ese árbol no más
ramas tenía,
se había transformado en un tronco muerto,
por lo que los humanos, al llegar a él, lamentándose a las
caras y ojos se veían,
preguntándose entre ellos, ¿qué haremos ahora?
Entonces alguno llorando respondió que aquella pregunta ya se
la habían hecho,
cuando aún quedaban vivos varios de ellos, y que nada se había
hecho.
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