LAS
LLAGAS DE NUESTRA REALIDAD
Tras cada tumbo que damos, como humanidad, vamos sumando
golpes tenaces,
que se convierten luego en heridas en nuestra conciencia y
en la piel,
en donde las costras que dejan éstas se pudren y se acumulan,
formando llagas que supuran nuestras torpes intenciones de
una mejor realidad.
Las consecuencias son inmediatas sobre el planeta que nos
contiene,
porque nuestras malas acciones son automáticas e
impresionantes,
desbordándonos, con nuestras reacciones,
en contra de cualquiera que habite con nosotros en él,
sean estos nuestros propios semejantes,
o los demás seres con los que compartimos en el tiempo su
espacio.
Sin embargo, no son las indolencias de muchos las que nos castigan,
es la ignorancia de unos pocos la que nos domina,
la de aquellos que han amasado tanto poder,
que hacen del planeta lo que les da la gana,
con una ambición enfermiza y muy poco saber.
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