SE
SABE QUE POR PLATA NO BAILA UN PERRO, SÍ EL HUMANO
Seguir ignorando las implicaciones, de toda índole, que
tienen los fundamentos de un sistema, como el capitalismo, donde priman y se
imponen a la fuerza los derechos de la riqueza material y personal sobre la
moral y la ética en general, en los países que lo utilizan como el andamiaje de
sus sociedades, además de las consecuencias que genera, por el manejo rentista
y utilitarista que se les da a los recursos y al medio ambiente, es como querer
mantenerse en la oscuridad, por propia voluntad, sobre los orígenes de todos los
males que, como humanidad, y como sociedades, nos están afectando y destruyendo.
Mientras que los Estados de derechos, sean éstos políticos,
sociales y materiales, no sean capaces de estar por encima de los intereses
particulares, ya sean éstos individuales o corporativos, imponiéndoles obligaciones
y deberes sociales y comunales sobre los demás seres, las consecuencias siempre
serán como las que tenemos a la vista, donde hasta ahora han primado los criterios
individualistas, de rendimientos financieros sobre los de rendimientos sociales
generales, convirtiendo así a las personas en objetos, con un valor intrínseco que
depende de su capacidad para rendir en las empresas que los contraten, o si son
más ingeniosos, por la posibilidad y capacidad que tengan de aportar ideas que
logren transformar en rentable un producto, un servicio o un recurso.
Igualmente,
lo mismo está ocurriendo con cualquier tipo de material, sustancia o elemento;
a los que queremos sacarles el mayor beneficio, o uso posible, sin medir las
consecuencias ambientales, psicológicas o sociales que producen sobre los
organismos vivos.
Dicen, las comunidades de especialistas y científicos, que todavía
estamos a tiempo de cambiar estas tendencias, en las que hemos estado, hasta
ahora, concentrados en este pobre planeta, pero a la par, nos está ocurriendo un
terrible hecho, y es que se está concentrando cada vez más todo el capital en
pocas manos, convirtiendo a toda la humanidad en simples organismos de un experimento
de laboratorio; donde quienes nos están manipulando no saben ni conocen las
consecuencias de sus actos ni de sus resultados.
Ante estos evidentes hechos de manipulación y de control
sobre la humanidad y los recursos del planeta, es que se le debe dar la
importancia, y la urgencia, de que las sociedades entiendan el papel de jueces
que tienen, y que deben ejercer, sobre los capitales y sus objetivos.
Porque al no hacerlo es seguir empoderando a quienes solo
buscan objetivos personales, imponiendo sus visiones y criterios egoístas sobre
las mayorías, relegando lo social a meros conceptos teóricos.
Porque, al mismo tiempo, la cruda realidad se ha
transformado en la mala vida que se le está ofreciendo a una gran parte de la
humanidad, como si fuera algo normal (el que sufran o mueran como consecuencia
de una operación financiera o económica), ya que éstas, en sus fórmulas matemáticas
y de cálculo infinitesimal, como los ejemplos del éxito actual, las tienen y las
han impuesto sobre los demás como simples riesgos de esa operación, de un
sistema que, hasta el cansancio, nos viene demostrando su inhumanidad.
Por ello es que vuelvo a reiterar que, a estas alturas de
nuestra evolución, no tiene ningún sentido tratar de matizar o recalcar a los
sistemas políticos y sociales como meras ideologías de derechas o de
izquierdas, ya que es algo bastante estúpido, pues la humanidad tiene hoy el
conocimiento suficiente para entender que lo que nos estamos jugando es la
existencia general del planeta, con todas sus variedades de especies animales y
vegetales, y que cuando desaparezcamos, lo material no tendrá a nadie que le dé
sentido, por más que brille como el oro. _____________________________________________________________