EXHIBICIONISTAS DE
DESASTRES
Distinguir entre lo que es cotidiano y lo que es normal,
es como llegar a diferenciar al cariño del querer, el problema es qué,
en ambos casos, las distancias son tan pequeñas,
que en la existencia diaria de los humanos se entrecruzan;
igual como sucede cuando no se puede distinguir entre el odio y el amor.
es como llegar a diferenciar al cariño del querer, el problema es qué,
en ambos casos, las distancias son tan pequeñas,
que en la existencia diaria de los humanos se entrecruzan;
igual como sucede cuando no se puede distinguir entre el odio y el amor.
Con estas circunstancias de por medio, y sin la paciencia
requerida,
las sociedades humanas avanzan a los empellones sobre todo lo demás,
pues viene intentando llegar a la cima de un dominio irracional,
el cual no saben administrar ni entender.
las sociedades humanas avanzan a los empellones sobre todo lo demás,
pues viene intentando llegar a la cima de un dominio irracional,
el cual no saben administrar ni entender.
Es así cómo, en este reino de lo absurdo,
donde reina lo humano sobre lo que es lógico,
tristemente se viene permitiendo la coexistencia y la convivencia con personas solitarias pero poderosas,
que empeñadas como pocos, vienen intentando conquistar los reinos naturales como si fueran dioses terrenales,
sin tener la más mínima idea de lo que hacen,
y sin poder diferenciar entre reinar o dominar.
donde reina lo humano sobre lo que es lógico,
tristemente se viene permitiendo la coexistencia y la convivencia con personas solitarias pero poderosas,
que empeñadas como pocos, vienen intentando conquistar los reinos naturales como si fueran dioses terrenales,
sin tener la más mínima idea de lo que hacen,
y sin poder diferenciar entre reinar o dominar.
Como resultado de esta locura, hoy los escenarios de este
mundo son desastres permanentes,
porque ni permanecer ni prevalecer, que son las bases del buen reinar,
han podido ser los ejemplos a seguir, puesto que,
como hasta ahora se percibe, los modelos que se han impuesto en la humanidad,
como los parámetros del éxito a exhibir,
son la fama personal y la sed de surgir sobre los otros,
sin importarnos para nada las consecuencias de estos actos.
porque ni permanecer ni prevalecer, que son las bases del buen reinar,
han podido ser los ejemplos a seguir, puesto que,
como hasta ahora se percibe, los modelos que se han impuesto en la humanidad,
como los parámetros del éxito a exhibir,
son la fama personal y la sed de surgir sobre los otros,
sin importarnos para nada las consecuencias de estos actos.
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