LANZANDO MENSAJES DESORBITADOS
Desde niño lanzo mensajes al viento, para que lleguen hasta el espacio,
lugar donde permanecen y viven todas
las fuerzas universales,
únicas capaces de crear las creencias
que ahora mando vueltas mensajes,
a través de las redes electrónicas, cosmológicas
o sociales,
pretendiendo que sean escuchados por todas las energías vitales y espirituales,
las cuales se desprenden rutinariamente de sus
responsabilidades,
para conmigo, con mis ideales y mis
necesidades, queriendo reiterarles
que seguiré intentando, hasta que me atrape
la muerte, reclamarles
y decirles todos los motivos de mis requerimientos
materiales,
buscando atinarle al reto o a la suerte, para que permitan construir mis sueños,
imaginados y vislumbrados desde
cuando decidí emprender la lucha que llevo,
sin querer ni tener que recurrir a artilugios
ni juegos dependientes de otros medios,
o como remedios a través de
favores, ni tampoco por medio de las intenciones
que tengan que partir desde otros,
igual de desalmados, como yo.
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