EL FINAL ES EL RESULTADO ESPERADO
DESDE EL PRINCIPIO
El momento universal,
al cual los humanos denominamos gran explosión,
o sea, el origen de
la creación, en realidad apenas representa al instante preciso
en que se inicia la paulatina
descomposición de la materia palpable, visible y viable,
a raíz de la emisión
de una máxima energía que se provoca después
de los choques permanentes
e imperativos que se generan entre electrones reverberados,
pero solo entre aquellos
que disponen de una masa suficiente,
para que luego ésta pueda
ser expulsada desde la matriz de esa creación,
que se ha dado como producto
del roce que se conforma entre el vacío y el tiempo,
escalándose hasta dar
lugar a un espacio dentro de un núcleo,
el cual contiene los elementos
necesarios que porten compuestos químicos variados,
los cuales, entre la
efervescencia de esa explosión,
empiezan a mezclarse
y a crear sustancias, donde el tiempo es el encargado
de multiplicarlas hasta
conformar las masas que hoy destrozan a la energía,
acercándonos a todos
los productos que se han creado a un final inesperado,
y el no entenderlo es
la conclusión del resultado analizable, esperado por esa explosión.
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