BATALLAS SUBJETIVAS
Todo aquél que se ampara en la religiosidad, para
convencer a los demás,
simplemente está demostrando una debilidad que le acompaña desde
su interioridad,
al concederle a una fuerza exterior la supremacía sobre su
propia capacidad intelectual,
sin necesidad de tener que verse luego comprometido con
su inferioridad mental,
en medio de batallas espirituales, las cuales obligatoriamente
pierde bajo el peso y valor
de las mentiras subjetivas que le aprisionan el alma natural.
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