DE PRÓCER A BANDIDO EXISTE UN GRAN ABISMO
Claman, ante los hombres y al cielo, los
bandidos,
en cuanto se han visto sorprendidos y
atrapados,
tras cometer sus delitos, reclamando de
inmediato sus derechos,
apenas le son retirados por la
justicia humana,
a través de la aplicación de las
leyes, o incluso por la divina,
por los reatos que se producen en sus
conciencias,
después de haberse atrevido actuar
antisocialmente.
Así es como se comportan todos los
delincuentes,
primero se ilusionan y amparan en la posibilidad
de una reacción violenta por parte de
quienes, como ellos,
viven y recurren al delito, sea robo,
atraco o asesinato,
convencidos que todos los
delincuentes juzgan
por su misma condición,
o sea que dan por sentado que todos
los seres humanos del mundo,
en cualquier sociedad, somos iguales
a ellos,
de allí que veamos a sátrapas,
dictadores, expresidentes,
malos políticos, atracadores,
sicarios, secuestradores
y hasta a recurrentes asesinos pidiendo
a gritos
que los dejen tranquilos, libres y en
poder de lo expoliado,
para poder seguir haciendo sus
andadas con status de próceres.
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