INDIFERENTES DE
NUESTRA INTRASCENDENCIA
Después de la muerte,
de cualquier ser,
sólo sobrevive su
materia, pero en lenta descomposición,
integrándose a la tierra,
haciendo parte de su continua
transformación.
Es un ciclo permanente
de la vida,
donde no interviene la
mano de ningún dios,
simplemente son las normas
naturales imponiéndose a la carne,
tras las fuerzas que
provocan los finales de los electrones,
en cuanto su energía concluye,
convirtiéndose en positrones.
Al no entender estas naturales
secuencias
la humanidad está generando
las actuales consecuencias,
llevando a un planeta
hasta su punto máximo de exacerbación,
al ser una especie
inconsciente de su condición,
indiferente a su posición,
impotente con su rol,
siendo al mismo
tiempo indolente de los resultados
que provocan sus
acciones,
pretendiendo
entrometerse contra las leyes universales,
ignorando que hace
parte de una eterna evolución,
que ni se crea ni se destruye
con su inicua participación.
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