ESTAMOS INMERSOS EN UNA REALIDAD PSICÓTICA
Muchas de nuestras frustraciones diarias, que surgen tras
cada acción sin concretar,
se nos aparecen después en nuestros sueños, como
burbujas que explotan,
para luego, como ilusiones invisibles, manifestarse en
nuestros pensamientos,
logrando, en ellos, que pensemos que son sueños imposibles
que podríamos alcanzar,
sintiendo entonces, en todo nuestro cuerpo, entre músculos
y tendones,
desde la cabeza hasta la punta del pie, y a través de
los vasos, las venas y las arterias,
irrigar una tensión expandible hasta nuestras neuronas
más ocultas,
generando en nuestros cerebros ideas de logros y de placeres,
creyendo, con ellas, poder materializar esos sueños, o
ilusiones,
existiendo, paralelamente, en una realidad siamesa del
mundo real.
Por eso, cada ser humano, al instante en que adquiere la
conciencia de sus actos,
vive dos vidas al mismo tiempo, siendo una la que está
en el plano de la realidad,
mientras que la otra está incrustada en la virtualidad
de sus emociones, por lo tanto,
le producen sensaciones que lo engañan, pidiéndole, a
un destino inexistente,
concretar las fantasías de un presente que solo está
en su mente.
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