SOMOS LOS AUTORES Y ACTORES
DE UNA MALA NOVELA DE TERROR
Como
humanidad, estamos, desde hace rato, escribiendo la última palabra,
de la última
frase, del último texto del capítulo final de una novela evolutiva,
que muy
pocos quieren saber que la estamos redactando,
aunque
todos conocemos que está próxima a salir su edición más popular,
en una publicación
barata y de bolsillo, en la que se busca su visibilización,
por más que
seamos conscientes que será demasiado tarde para conocer su contenido.
Como pésimos
lectores, estamos dados a esperar que sean otros quienes la lean,
pero como
buenos seguidores de tendencias, asumimos dócilmente los resultados
de una
sumisión que nos generan los problemas que se exponen en la trama de su drama,
mientras tanto,
nos quejamos y lloramos, buscando a los culpables de su mala redacción.
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