EL NAUFRAGIO DE UNA ESPECIE
Este es un mensaje que lanzo
hacia el océano de la nada, donde todo está,
con la ingenua intención
que pueda ser leído en un futuro atemporal,
por cualquier otro ser,
pero que ese sí sea racional,
cuando ya el tiempo se haya
imbuido el espacio de un minúsculo planeta,
al cual hemos destruido, y
que estaba ubicado en la inmensidad de una galaxia,
que denominamos Vía Láctea,
en cuanto como especie allí nos desarrollamos,
mamando de su teta
evolutiva, apropiándonos de una de sus rocas,
que giraban alrededor de
una estrella, conocida por nosotros como el Sol,
siendo ese el objeto que
invadimos, era la Tierra,
aquí fuimos unos seres que
vivimos en mazmorras, a las que llamamos ciudades.
Yo soy uno de ellos, entonces
crecimos llenando nuestros cerebros
con ideas inconcebibles e
irracionales, creando y creyendo en seres irreales,
unas criaturas mitológicas,
que nombramos dioses,
pero capaces de salvarnos
de nuestros actos más brutales,
imaginando que había en
ellos sentimientos, los suficientes para perdonarnos,
por volvernos expertos en
asesinar a semejantes, a parecidos, a distintos,
a contrarios o enemigos, a
sueños, a esperanzas e ilusiones,
a las que les extrajimos fácilmente
las vísceras del destino de todos.
Tuvimos maestros, lideres,
profesores, expertos, genios, adalides y mesías,
todos ellos convencidos que
al convencernos con sus falsedades
se apropiaban de nuestras
riquezas, aunque éramos miserables,
pero resultó que su
pobreza intelectual fue más importante que la vida en general.
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