VIVIENDO ENGAÑADOS ENTRE LOS CAÑOS DE LA
CIUDAD
Exhibiendo unos rostros sin
emociones, las personas recorren las vías de la ciudad,
por las que caminan inconscientes
de estar buscando una falsa felicidad,
para llegar al final del día
sin encontrar ni un poquito de dignidad.
Con los cuerpos tensos y encorvados,
pareciéndose a unos volcanes próximos
a explotar,
regresan a sus casas a cantar
extrañas y tristes canciones que nadie puede escuchar,
mientras aguardan el momento
en que un milagro les cambie de repente la realidad,
ignorando conscientemente que
eso nunca va a pasar.
Hoy, las personas se han acomodado
a vivir entre su propio estiércol,
que desocupan en los baños,
como unos daños que van al caño de la ciudad,
tomándose el tiempo necesario
para inventarse a unos extraños,
a los que puedan culpar de
todos los males que generaron con los engaños.
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