MORIMOS CADA NOCHE EN CADA SUEÑO
Cada vez que despertamos,
todos los días de nuestras vidas,
no podemos descubrir que en
cada noche morimos,
pues no racionalizamos que
al dormirnos hemos viajado a otra dimensión,
un mundo donde nos
encontramos con el otro yo que todos tenemos,
y que allí, en medio de las
brumas, entre esos dos yo
se ha entablado un
contacto con la muerte de los sueños.
Con imágenes borrosas, y con
diálogos sin sentido,
las evidencias de ese
encuentro se deshacen con la luz del sol del nuevo día,
cuando los neutrinos que él
expele,
se mezclan con las ilusiones
perdidas de nuestros sueños moribundos,
generando una materia
oscura que se descompone
con los segundos que
siguen después de cada despertar.
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